Cuento: Eduardo y la guerra invisible: Big Data vs Big Story

Vivimos en un mundo que se mueve a una velocidad increible. Todo es medible, cuantificable, inmediato. Pero hay quienes aún creen en lo lento, en lo profundo, en lo que no busca impresionar sino conmover. Esta es la historia de uno de ellos.

Eduardo tiene 43 años. Está casado, feliz, y es padre de dos hijas que son su sol. Trabaja como cualquiera, cumple horarios, asiste a juntas, vive en la ciudad. Pero sueña distinto.

Sueña con una cabaña en las montañas, el olor a tierra mojada despues de la lluvia, una huerta con lechugas y tomates, y una pequeña cafetería rodeada de libros. Imagina a sus hijas creciendo entre árboles y cuentos, y a él sirviendo café mientras escribe.

No sueña con likes, seguidores ni monetización. Sueña con historias.

Porque Eduardo sabe que hay una guerra silenciosa en marcha. Una guerra que no sale en las noticias, pero que define nuestro tiempo: Big Data vs. Big Story.

Big Data lo quiere todo. Tus hábitos, tu atención, tus emociones comprimidas en un emoji. Te conoce mejor que tú mismo. Se disfraza de recomendación, de notificación, de entretenimiento. Te promete conexión, pero te deja con ansiedad.

Big Data es velocidad, consumo, ruido.

Big Story, en cambio, es resistencia. Es una niña que lee a escondidas bajo las cobijas para terminar el capitulo. Es un abuelo contando la misma anécdota por décima vez. Es una página en blanco que alguien se atreve a llenar con lo que siente, no con lo que vende.

Eduardo escribe cada noche; cuentos, ideas, fragmentos de vidas que no buscan viralidad, sino verdad. Escribe porque cree que las historias pueden salvarnos.

Salvarnos del olvido, de la prisa, de la deshumanización.

“No quiero que mis hijas crezcan en un mundo gobernado solo por algoritmos,” piensa. “Quiero que sepan que su historia importa. Que hay belleza en lo no medible.”

Y por eso escribe. Porque mientras haya una sola persona que siga contando historias con el corazón, Big Story no ha perdido.

¿Y tú? ¿Estás del lado del dato… o del relato?