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La ciudad, el bosque, y yo

Esta tarde, al final del día, salí al balcón de mi casa con un vaso de agua mineral. Vivo en una ciudad pequeña, al pie de la montaña, donde termina un brazo de mar. Es un lugar tranquilo, rodeado de árboles, y muchas veces se me olvida lo especial que es tener esta vista.


Miré al cielo y me encontré con un atardecer de esos que te obligan a detenerte. Las nubes tenían un color suave, entre rosa y gris, que cubrían todo el cielo.. Abajo, los árboles lo cubrían todo, y apenas se alcanzaba a ver un edificio escondido entre las ramas.


Esto me hizo pensar en lo fácil que es distraerse con la rutina. Vivimos rodeados de pantallas, pendientes de lo urgente, y a veces olvidamos mirar hacia arriba. La naturaleza no necesita nuestra atención para seguir ahí, pero cuando se la damos, nos ubica. Nos recuerda que estamos aquí, que formamos parte de algo más grande.


No pasó nada extraordinario. Solo me detuve un momento. Y eso fue suficiente.

 
 
 

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