Qué pasa si noy soy creyente?

A ver, imagínate la escena: mis papás llegan al cielo, flotando en una nube esponjosa, con un coro de ángeles que cantan mejor que Adele en sus mejores días. Todo paz, todo amor… hasta que alguien les informa que su hijo está en el infierno, achicharrándose como alita BBQ por el simple hecho de no haber creído lo suficiente. ¿Y entonces? ¿Se supone que ellos deben seguir disfrutando del paraíso mientras yo me rostizo lentamente? Perdón, pero si mi mamá no pudo dormir la vez que me dio fiebre de 38°, dudo mucho que vaya a estar muy contenta en su eternidad celestial mientras yo grito en llamas.

Y esto me deja pensando: ¿cuál es la lógica aquí? Porque, sinceramente, suena más a un chantaje emocional nivel "típico villano de telenovela" que a un sistema de justicia divina. O sea, ¿Dios realmente quiere que la gente pase la vida aterrorizada por si aprieta el botón equivocado y termina en el sótano del universo? No es que yo ande por ahí con un cartel que diga "Ateos Unidos: No creemos, pero igual nos reunimos los jueves", pero esta idea de felicidad eterna basada en ignorar el sufrimiento ajeno me parece... cómo decirlo suavemente... una locura.

Además, si el cielo es un lugar de gozo puro, ¿significa que a los recién llegados les hacen un "formateo celestial" para que olviden que tienen seres queridos en el infierno? Tipo: "¡Bienvenidos! Aquí tienen su túnica blanca, su arpa afinada y una lobotomía gratuita para que no piensen en cosas incómodas". Porque, honestamente, si mi mamá llega al cielo y se olvida de mí en automático, eso no es el paraíso, es una historia de terror.

Y al final, si algo me ha enseñado la vida es que amor y justicia no pueden basarse en miedo y castigo eterno. ¿Realmente una deidad todopoderosa necesita dividirnos en equipos de "salvados" y "condenados" como si esto fuera un episodio extremo de Survivor: Edición Cósmica? Me gusta pensar que si hay algo después de esta vida, es un poco más sensato, menos burocrático y, con suerte, sin tanto fuego involucrado.